viernes, 18 de abril de 2008

Claves para elegir sus primeros zapatos


Desde el momento en que el niño comienza a ponerse de pie, entre los 10 y 18 meses, es fundamental que lleve un buen calzado, ajustado a su etapa de desarrollo y a su tamaño, para que sus pies se desarrollen correctamente.

¿Qué características deben tener sus primeros zapatos para andar?
La horma debe ser recta (si la miramos desde abajo no distinguimos qué zapato es el derecho y cuál el izquierdo). Una horma demasiado inclinada, como la que usamos los adultos, puede deformar los dedos del niño.
La puntera ha de ser redonda y cerrada. Los dedos deben tener espacio suficiente para moverse.
Si se abrocha sobre el empeine o la lengüeta, mejor. Así, el pie estará sujeto pero tendrá movilidad.
Es mejor que el forro del zapato no tenga costuras para que no le hagan heridas y rozaduras.
El contrafuerte en la parte de atrás debe tener sujeción, sin ser demasiado rígido. Llegará justo por encima del talón, no más arriba, para que el tobillo se pueda flexionar.
Se recomienda que la suela del calzado del niño tenga un dibujo multidireccional para que no se deslice fácilmente. El material ha de ser ligero y flexible y su grosor debe oscilar entre 3 y 5 mm.
La piel es el mejor material porque es flexible y permite la transpiración.¿Cómo acertar con la talla?
Debemos probarle el zapato con los calcetines puestos y vigilar que haya un espacio de 0,5 a 1,5 cm entre su dedo más largo y el calzado. Después, presionamos en la punta por la parte superior para ver si los dedos la rozan (si es así, significa que el calzado es demasiado pequeño).
El mejor momento para probarle el calzado es al final del día, cuando los pies del niño están más hinchados. A la hora de probárselo, le pondremos de pie, de manera que cargue su peso sobre los dos pies.
Algunos padres usan un truco: dibujan una plantilla del contorno del pie en un folio o cartón, dejando 1 cm de distancia entre el pie y la silueta. Esta plantilla les sirve para saber cuál es la talla verdadera del niño, aunque algunos podólogos y fabricantes de calzado la desaconsejan porque advierten de que no es del todo fiable.
No hay que comprar nunca un zapato de un número mayor con la idea que de que le valdrá durante más tiempo. Si se le sale o se desliza el talón, hay que probarle otra talla.

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